Clase de defensa contra las artes oscuras.

Clase de defensa contra las artes oscuras.

Clase de defensa contra las artes oscuras. 970 546 estadosdelinconsciente

Hace algún tiempo, escribí Las riendas de la oscuridad, un mensaje liberador y motivacional dirigido a todxs aquellxs que aprendimos a disfrutar de la vida desde la más profunda de las oscuridades. Hoy, tras una regresión obligada a la infancia, estuve reflexionando sobre cuanto nos influye el entorno en el que crecemos, como aprendemos y asumimos -sin mayor opción- ciertos mecanismos a la hora de relacionarnos y como, sin darnos cuenta, podemos llegar a integrar nuestro propio disfrute en estos insanos sistemas aprendidos.

Con este escrito, que continúa dirigido al mismo público, no pretendo anular aquella invitación a disfrutar de las conductas y placeres emocionales que puedan nacer de nuestra opaca esencia, sino que espero que sea una invitación a utilizar todo nuestro conocimiento en artes oscuras para eliminar todo ápice de maldad en nuestro entorno.

Para exponer lo que tengo en mente hablaré primero de mi oscuridad para que después cada unx se lo lleve, si le resuena, a su vida.

Amo profundamente el color negro con matices marinos, la estética victoriana, las películas de terror psicológico y las historias de poder y manipulación. Cuando era pequeña, podríamos decir que el sombrero seleccionador de Hogwarts sabía que, al nacer, ya estaba predestinada a pertenecer a Slytherin.

Crecí, al igual que mucha gente, en un entorno donde la felicidad estaba directamente asociada a una necesidad tóxica de control. Y es que, aunque sigo sintiendo un enfermizo orgullo cuando lo digo, para mi lxs mayores conocedorxs de las artes oscuras siguen siendo las personas que tienen el don de la manipulación.

Lxs manipuladorxs tienen una gran habilidad para leer a las personas y, por ende, detectar las debilidades ajenas. Huelen la inseguridad, lo que te avergüenza y/o culpabiliza y saben cuando estás escondiendo algo. Sienten una insaciable necesidad de descubrir las debilidades de lxs otrxs para, cuando lo necesitan, poder utilizarlas en su contra.

Se ofuscan cuando les haces daño o tienen un objetivo, y como respuesta les da absolutamente igual si pisan a alguien para resarcirse. Aunque también debo decir que a veces la propia ofuscación hace que no se den cuenta de cuanto daño pueden llegar a hacer, ya que la manipulación les hace sentir tan poderosxs que lxs convierte en insaciables. Y es que algo que debemos tener muy en cuenta es que el poder les pone, les pone mucho.

Podría continuar este escrito enfocándolo en como detectar y protegerse de un/a manipulador/a. Pero creo que a estas alturas ya habréis intuido que esta entrada va más dirigida a todxs aquellxs manipuladorxs que han llegado a la conclusión de que ya no quieren serlo. A aquellxs que han adquirido unas habilidades que más que en poderosxs lxs convierte en adictxs. A todxs los que saben que, necesitar manipular al entorno, en el fondo es un claro síntoma de inseguridad.

Hay varios tipos de manipuladorxs psicológicos, pero lxs que tenemos el don, solo categorizamos al resto en dos tipos: Lxs que tienen una visión amplia de la vida y te detectan, y los que no. Quizás por un cierto elitismo o porque si hay algo que me pone realmente mala es que me intenten manipular -ironías de la vida-, me quiero dirigir solo a los de tipo uno.

Queridxs manipuladorxs, ¿por qué no emplear nuestras habilidades para, en vez de protegernos de la vida, 1. conocer mejor a otras personas y 2. detectar y anular todo mal que olisqueemos a nuestro alrededor? ¿Por qué no cambiar el rumbo de nuestra energía y emplear la oscuridad para hacer brillar aun más nuestra luz? ¿Por qué no limpiar por fin nuestra senda genealógica, y darle un cambio a nuestra generación?

– ¿Cómo te atreves a utilizar mis propios hechizos contra mi, Potter?

¡Yo los inventé! ¡Yo soy el Príncipe Mestizo!

Severus Snape

(In love)

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