En el fuego está la respuesta.

En el fuego está la respuesta.

En el fuego está la respuesta. 1024 582 estadosdelinconsciente

Llevo mucho tiempo queriendo hacer una entrada sobre una de mis grandes pasiones, la pulsión creadora y el acceso al inconsciente. Así que la semana pasada puse en marcha el ritual de servirme una taza de café, poner música y abrir de nuevo el Word. Pero tan grande es mi atracción por el tema, que cuando me quise dar cuenta estaba rodeada de montañas de libros y publicaciones. Solo las anotaciones con nombres de autores, estudios y teorías se habían comido varias hojas de mi libreta de bibliografía. Y a ver, no es que menosprecie este blog, pero sin duda dejó de ser el lugar para publicar las conclusiones que tuviesen que salir de todo ese amasijo de información.

Tras decidir que no era el lugar acertado, me bloqueé. No fui capaz de escoger cualquier otro tema para poder escribir sobre él. El concepto inconsciente se adhirió a mi mente mientras giraba en bucle y la agujereaba como lo haría la punta de una peonza. Posiblemente mi trastorno obsesivo compulsivo tuvo algo que ver, pero lo importante de esto es que no hubo manera de sacarlo de allí. Así que me centré en la teorización del bloqueo creativo, volviendo a caer en la trampa que me sepultó de nuevo bajo toneladas de bibliografía.

Entre ese momento de desesperación y este escrito, pasaron una serie de acontecimientos que nombro solo por encima, pero que fueron clave para lo que os quiero comentar:

  • Pregunté, a través de las historias de Instagram, recursos personales para el desbloqueo creativo. Donde la actividad física y la música fueron las respuestas más recurrentes.
  • Fui a un festival de electrónica que me dejó a medias,
  • Tuve una conversación sobre música y la conexión con el todo al más puro estilo Scarlett Johanson en Lucy – Jairo, sabemos que por el medio está lo de la ironía y la pestaña pegada, pero eres consciente de que fuiste crucial-.
  • Huí en plena noche de casa, con cascos y sin rumbo, sin mayor finalidad que la de descansar la mente. Y es justo en esta última actividad en la que me quiero centrar.

Cogí los pantalones más cómodos que tenía a mano, las llaves y salí a caminar con Born Slippy de Underworld en bucle. Es algo que suelo hacer, pero esta vez había tomado la decisión por ser una de las acciones más repetidas en las respuestas a la pregunta de IG.

Había un fondo de desesperación que hacía que anduviese cada vez más rápido mientras subía el volumen por encima de lo que suelo llegar a soportar. Me dije, “desbloquearse así es como hacer EMDR auditivo pero accediendo al inconsciente colectivo en vez de al personal.” Sí, estaba pesadita y perdida entre la teoría. “Pero a nadie le tiene por qué interesar como funciona la pulsión creativa y su posible conexión con el inconsciente aunque… sí lo que se puede sentir cuando esto pasa.” Así que me dejé llevar, proseguí el camino como una autómata, dejé de pensar y me centré en sentir la música. Y ¡bum! En el minuto 01:36 del tema el tiempo se había paralizado. Tenía la sensación de que estaba caminando por encima del suelo. Mi cuerpo había dejado de moverse con mi energía para hacerlo a través de la energía del propio sonido que cada vez se apoderaba más de mi. Algo se había encendido y sin darme cuenta como, toda yo era fuego. Era esa sensación de poderío que no distingues bien si es sexual o creativa – aunque es absurdo separarlas -. Como una epifanía, lo tuve claro. Es en ese fuego donde reside, por lo menos, una de las respuestas al desbloqueo creativo. Y si bien es cierto que era una conclusión a la que había llegado hacía bastante tiempo, era la primera vez que la racionalizaba al mismo tiempo que la sentía. ¡Por lo que ya tenía sobre lo que escribir!

Centrémonos ahora en esa sensación de fuego y empoderamiento. Sabemos que hay mil maneras de alcanzar ese estado de catarsis y sublimación, pero la música es quizás uno de los medios más efectivos.

Las estructuras cerebrales que procesan las emociones son equivalentes a las que procesan la música, lo cual explica la relación directa que existe entre ambas (Altschuler, 1940). Y es que la música actúa sobre nuestro estado emocional con mayor intensidad y de manera más rápida que ninguna otra de las Bellas Artes. La acción del sonido es algo no solo más inmediato, sino también más poderoso y directo (Hanslick, 1904).

Con todo esto, no propongo que tengamos que salir a caminar y escuchar ese tema que tiene las características exactas para pasearnos por el estricto camino del EMDR – respuesta de relajación, cambio sináptico, simulación de fase REM y activación del sistema de procesamiento de la información -. Ya que bajo esta premisa absolutamente teórica, Other Side de Atom for Pace podría ser el mega temazo. Pero aquí se trata de encenderse, y se que con esta elección muchxs os quedaríais tan fríxs como el hielo.

La propuesta es escuchar cualquier cosa que nos haga vibrar. Escoger los temas por la conexión con la melodía, no por la letra y su significado. Se trata de mimetizarse con la música. Que no exista la necesidad de procesarla de manera racional, sino solo de disfrutarla.

Esto último es lo que hace que nos prendamos como una mecha – cosa que sucede cuando lo que estamos escuchando nos emociona sin tener que satisfacer ninguna necesidad concreta (Principio del Placer, Altshuler) -, y estemos predispuestxs al desbloqueo ya que, creando una analogía con la Teoría del Humor de Freud, los mecanismos de la melodía y el ritmo actúan como un pre-placer para sobornar los mecanismos de defensa, relajando las tendencias emocionales reprimidas en forma de fantasía.

Tenemos que tener en cuenta que dependiendo del día, tendremos uno u otro estado de ánimo desde donde partir en nuestro viaje hacia el desbloqueo. Supongamos que el proceso completo fuese fluir desde un estado de absoluta apatía o declive, atravesando un estado compuesto por emociones positivas para llegar al éxtasis que nos presente el esperado punch creativo.

Para ello os propongo crear una lista de reproducción que abarque todos los estados completos que necesitéis. Lo ideal es que para cada estado escojáis más de un tema. Yo, por ejemplo, necesito mínimo tres para entrar en sintonía con cada nuevo estado de ánimo. Pero ahí ya depende del ensayo-error que vayáis probando vosotrxs.

Existen unos criterios basados en el ritmo, melodía, armonía, tono, etc… para escoger las piezas musicales. Pero vamos, que a estas alturas de nuestra vida creo que todxs sabemos lo que nos gusta y como nos hace sentir.

Yo tengo varias listas de reproducción con títulos y contenidos variopintos. Algunos tan personales como indecentes, pero en las que jamás faltarán:

  • Centro di Gravitá Permanente de Franco Battiato o cualquier tema de The Killers para sentirme feliz. De éstos últimos no estoy segura de si me alegran los temas en si, o si es porque me devuelve a la mente mi obsesión por la boca de Brandon Flowers, al que desde hace años convertí en mi Berenice personal.
  • Y la música electrónica en general, e IDM en concreto, para llegar al éxtasis y conexión absoluta.

Os animo a que cojáis unos cascos, alguna de vuestras listas creadas in crescendo, unas zapas cómodas y disfrutéis sin límites de vuestro poderoso incendio. Sentid como va subiendo el calor, como os abraza y se apodera de vosotrxs. Sentid el poder que emanais desde dentro y sobre todo… ¡arded malditxs!, ¡arded!

Cada vez más deprisa. Durante un rato no sientes nada y… luego te conviertes en fuego, para siempre.”

Laura Palmer

Fuego camina conmigo

Foto: Fuego camina conmigo. David Lynch

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