Todo lo imaginable.

Todo lo imaginable.

Todo lo imaginable. 1200 630 estadosdelinconsciente

¿Alguna vez habéis estado tremendamente segurxs de algo que no podéis explicar? ¿Habéis visto alguna película o libro de ciencia ficción que aclare algo que os resuena dentro? ¿Os habéis sentido alguna vez incómodos con vosotrxs mismxs porque vuestra intuición y razón abrieron fuego entre si en una gran batalla? Os lo pregunto porque yo, sí.

Los que me conocéis de cerca, sabéis que llevo colgado el cartel de idealista, fantasiosa y romántica. Y no solo estoy de acuerdo con ello, sino que también estoy tremendamente orgullosa. Aunque esto no siempre ha sido así.

Tenía tan solo cuatro años cuando me pillaron explorando en un armario de casa de mis abuelos en busca de los regalos de Navidad. Tras una larga conversación en la que se me explicaba que tenía que esperar a la noche en la que SS.MM.RR repartiesen los regalos a todos lxs niñxs del mundo, alegué bastante indignada que una noche no era tiempo suficiente para un viaje internacional con tantas paradas. De manera sabia, me aclararon que sería posible puesto que, como bien indicaba su nombre, estos señores dominaban el arte de la magia. Y yo, que a parte de resabida era bastante repelente, les pedí por favor que no me engañasen, que era bien sabido que la magia no existía. – Sí, cada vez que abría la boca moría un hada-. Por suerte, la contestación que obtuve, cambiaría mi visión del mundo para siempre:

“Que todavía no hayas podido comprobar ni demostrar su existencia, no quiere decir que no exista.”

Nunca consiguieron hacerme creer en los Reyes Magos, pero ese día comprendí la diferencia entre hipótesis y teoría, y sobre todo, sentí por primera vez lo que era tener ilusión. Porque desde ese momento no solo podía existir la magia, sino que de repente todo, absolutamente todo, era posible.

Pero claro, todo se convirtió en un concepto demasiado amplio y de doble filo. Todo también se transformó en monstruos y desventuras, desafíos a la ley de la gravedad o incluso, más tarde, en una lucha contra el angustioso concepto de destino. Así que me tuve que plantear varias condiciones irrefutables para poder aceptar algo como realmente posible. Y digo “realmente” basándome en las palabras de David Bohm, profesor de física del Birkbeck College, Universidad de Londres, quien decía que la palabra realidad, al estar derivada de las raíces “cosa” (res) y “pensar” (revi), significa “todo aquello en lo que se puede pensar”. Definición que tiene la influencia de la física cuántica, basada en la percepción de un nuevo orden en el universo.

Mis condiciones personales:

  1. Introducir el sexto sentido en la ecuación. Tendría que experimentar y sentir aquí dentro algún indicio o consecuencia de su posible existencia, ya sea en este plano de vigilia o en sueños. (Si eres amante de Whewell y tu biblia es el método científico, que sepas que sí, lo estás entendiendo bien. Me estoy sobrando al decir que creo que emplear solo los cinco sentidos no es suficiente.)
  1. Esclarecer ideas. Aclarar una idea de manera que la pudiese reconocer dondequiera que la encontrase.
  1. Elaborar un concepto. Buscar o crear una idea abstracta que explique la experiencia. Como en cualquier buen guión de ciencia ficción, tendría que encontrarle una base lógica a la que pudiese agarrarme sin parecer una loca de los puertos.

La manera en la que pensamos y sentimos determina nuestra manera de ser y nuestra manera de ver la vida. Y al fin y al cabo, nuestra vida contiene un cúmulo de creencias que nos limitan y nos expanden en la misma medida que la propia creencia nos permite experimentar.

Yo creo fielmente en que todo es posible, en darle tiempo al tiempo, en que todo sucede por y para algo, en los infinitos universos paralelos y en que el futuro ya ha pasado -solo tienes que escoger uno-. Creo en los espíritus afines, las almas gemelas y sin duda en las dramáticas y cinematográficas llamas gemelas. Creo en que estamos aquí para aprender y disfrutar, pero también en que solo una vida no es suficiente. Creo en la capacidad de conexión y creatividad del ser humano, aunque también en que de alguna forma todo lo imaginable ya existe de antemano. En definitiva creo en todo lo que siento por dentro, en que no hay mejor decisión que seguir el instinto y, sobre todo, en las maravillosas consecuencias de hacerlo. Por eso creo que puedo asegurar que, sin lugar a dudas, vivo en un mundo lleno de magia.

Y tú, ¿En que crees? ¿Cómo es tu mundo?

Hay seres humanos que no pueden ir a Fantasía –dijo el señor Koreander-, y los hay que pueden pero se quedan para siempre allí. Y luego hay algunos que van a Fantasía y regresan. Como tú. Y que devuelven la salud a ambos mundos.”

La Historia interminable

Michael Ende

Dejar una Respuesta