Todavía estamos a tiempo.

Todavía estamos a tiempo.

Todavía estamos a tiempo. 1280 720 estadosdelinconsciente

Desde pequeña todas las revelaciones de mi vida -por insignificantes que fuesen-, las he encontrado perdida por la fase REM. Y es que creo que no hay nada más placentero que despertarte de uno de esos viajes tras los que, sin saber por qué, sientes que algo ha cambiado.

Mi último sueño singular fue hace algunos meses. En aquel universo era una mujer que se encontraba en el ocaso de la vida. Mi cuerpo ya había vivido demasiado pero mi persona sentía una absoluta y gran plenitud, como si hubiese cumplido todos los objetivos necesarios para irse satisfecha.

Al abrir los ojos la labor más difícil que tuve que hacer fue, sin duda, regresar a esta realidad. Ni era anciana, ni había llegado mi hora, ni había cumplido ningún objetivo que me hiciese percibir ni un ápice de la plenitud que había sentido en el sueño. Pero una vez ya consciente de quien era, me invadió una liberadora sensación que me decía que todavía estaba a tiempo para poder hacer con mi vida lo que me diese la gana.

Fue como si me hubiesen regalado un lienzo en blanco cuyas dimensiones se pudiesen medir en décadas, años o meses. Con él se desintegraron de golpe todos y cada uno de los caminos que tenía marcados de antemano. Porque, al igual que los de una gran mayoría, solemos trazarlos con el fin de cumplir unas expectativas que pocas veces coinciden con nuestro particular, personal e individual concepto de plenitud.

Por mucho que haya cambiado la estructura de la sociedad, y muchos nos creamos parte de una generación de aventureros que han roto con el pasado y creado nuevos e innovadores sistemas para la búsqueda de la felicidad, seguimos orientándonos por estereotipos y directrices que nos indican cual debe ser nuestro camino hacia una plenitud que vuelve a estar definida por agentes externos. Volvemos a perseguir objetivos que prometen, como en las grandes estafas, frutos materiales, de estatus, poder o falsas libertades de las cuales depende nuestra sensación de éxito personal.

Pero, ¿acaso podremos sentirnos plenos encajando con calzador en un modelo de vida estandarizado que por mucho que huela a nuevo sabemos que es ya de tercera mano?. Creo que no hay mayor decepción que perder el tiempo cumpliendo objetivos idealizados y sentirte igual de vacío que cuando los hiciste tuyos. Y es que seguimos persiguiendo un modelo de vida fijado desde el exterior en vez de escuchar cuales son nuestros verdaderos anhelos. Aquellos que cuando llegue el día, ya sea más tarde o más temprano, nos hagan recordar con orgullo el día que dijimos “todavía estamos a tiempo”Porque a tiempo, se está siempre.

Foto: Cocoon de Ron Howard

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