No podría decir que estoy desilusionada, porque para desilusionarse hay que confiar en algo primero. No pasa nada le dije, tiempo siempre hay. Aunque tenga que descontar el que gasté fantaseando sobre su nueva vida. Que si me pongo a restar, lo llevamos jodido; pero un minuto siempre se saca. O eso pensaba yo antes de dejarlo plantado en aquel café, porque avisarme con tiempo —o pedirme una cita— no era lo suyo. Y ahí está el problema, si lo hay, porque nunca me lo dejó muy claro. Y pienso, como quien lo hace un domingo desde el sofá de su casa, en lo absurdo que es seguir queriendo brindar por el paso del tiempo sin que nos asalten los años.
No volvamos aquí jamás porque nunca será tan divertido.
Charlotte.
Imagen: Lost in translation. Sofía Coppola.
Dejar una Respuesta